Japanese Wisdom

Abrace los poderes curativos de la naturaleza con cinco prácticas sencillas

Embracing The Healing Powers Of Nature With 5 Simple Practises | Oxford Healthspan

No hay duda sobre el poder curativo y rejuvenecedor de la naturaleza. ¿Quién no se ha sentido mejor al instante después de pasar un rato en el bosque, en la playa o incluso después de dar un paseo por el barrio después de cenar para tomar un poco de aire fresco?

La naturaleza está en todas partes y es una forma increíblemente accesible de aumentar nuestro bienestar, vitalidad y sentido de conexión.

¡Aquí están las formas más populares de acercar el mundo natural a ti!

1. Baño de bosque

Baño de bosque

Foto de Phil DuFrene en Unsplash

La práctica japonesa de shinrin yoku, o baños de bosque , es beneficiosa tanto para el bienestar físico como mental. Está demostrado que reduce la producción de hormonas del estrés, mejora los sentimientos de felicidad y libera la creatividad, además de reducir la frecuencia cardíaca y la presión arterial, reforzar el sistema inmunológico y acelerar la recuperación de enfermedades.

2. Puesta a tierra

Toma de tierra

Foto de Matthias Gellissen en Unsplash

La conexión a tierra (o grounding) se refiere al descubrimiento de los beneficios (entre ellos, un mejor sueño y una reducción del dolor) que se obtienen al caminar descalzo al aire libre o al sentarse, trabajar o dormir en espacios cerrados conectados a sistemas conductores que transfieren los electrones de la Tierra desde el suelo al cuerpo. A lo largo de la historia, los humanos caminaban mayoritariamente descalzos o con calzado hecho con pieles de animales, y dormíamos en el suelo o sobre pieles. De esta manera, los abundantes electrones libres del suelo podían entrar en el cuerpo, que es conductor de electricidad. A través de este mecanismo, cada parte del cuerpo puede alcanzar el equilibrio con el potencial eléctrico de la Tierra, estabilizando así el entorno eléctrico de todos los órganos, tejidos y células.

3. Luz solar de la mañana y de la tarde.

Luz solar de mañana y tarde.

Foto de Mohamed Nohassi en Unsplash

La exposición consciente al sol es uno de los pilares de nuestra evolución: evolucionamos bajo el sol y en estrecha conexión con sus ciclos. De hecho, una de las formas más eficaces de restablecer y regular nuestro ritmo circadiano (nuestro ciclo de sueño/vigilia de 24 horas) es mediante la exposición al sol por la mañana (dentro de una hora después del amanecer) y por la tarde (dentro de una hora después del atardecer). De 5 a 20 minutos de sol (según el tono de tu piel y la tolerancia en función de la exposición previa) son suficientes para regular la producción de melatonina para un sueño más reparador; la secreción de cortisol para el estrés y el control del peso y, por supuesto, la síntesis de vitamina D para tener huesos fuertes y un sistema inmunológico saludable.

Lo ideal sería exponer todo el cuerpo al sol, pero esto puede resultar difícil o incómodo en zonas pobladas (o en climas muy fríos, aunque podríamos “acumular” termogénesis de sol y frío), así que asegúrate de exponer los ojos sin gafas ni lentillas y la mayor cantidad de piel posible. Es importante destacar que no es necesario mirar directamente HACIA el sol –una práctica conocida como sungazing–, basta con dirigir la mirada en dirección al sol sin mirarlo directamente.

4. Observación de la vida silvestre

Observación de vida silvestre

Foto de Mitchell Luo en Unsplash

Se trata de la práctica de observar la abundancia de especies animales o vegetales en un lugar y momento específicos, simplemente por diversión. No es necesario ir a una reserva natural o a un bosque para hacerlo, se puede disfrutar en un parque de la ciudad, en la ventana de nuestra oficina o en el exterior de nuestra casa y en nuestro jardín. Pájaros, plantas, insectos... la vida silvestre está en todas partes y nos recuerda la interconexión de todos los seres, incluidos nosotros mismos.

5. Lugar para sentarse

Lugar para sentarse

Foto de Dexther White en Unsplash

No debe confundirse con la meditación (aunque ciertamente puede convertirse en una), esta práctica simplemente implica sentarse tranquilamente en la naturaleza durante un período de tiempo determinado, conectar con nuestros sentidos y simplemente ser. Si no tenemos naturaleza “salvaje” cerca, las plantas de interior o los sonidos del agua pueden servir como recordatorios de la naturaleza, donde sea que estemos. 

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